Un día mindfulness

Existen 2 formas de practicar el mindfulness: formal e informalmente. La formal consiste en tomarse el tiempo necesario para permanecer en una postura concreta y centrarse deliberadamente en la respiración, las sensaciones corporales, los sonidos, los sentidos, los pensamientos, las emociones… La práctica informal, por su parte, consiste en prestar atención a las actividades cotidianas tales como comer, hacer ejercicio, trabajar o relacionarnos con los demás, en cualquier entorno en el que te encuentres.

A continuación te presento algunas prácticas informales que puedes llevar a cabo en el día a día.

  • Por la mañana, al despertar, no saltes automáticamente de la cama. Tómate unos minutos para darte un abrazo y preguntarte cómo estas hoy. Observar tus sensaciones, emociones, pensamientos…. sin juzgarlos; y practica 3 respiraciones conscientes. Inspirar conscientemente es saber que el aire está entrando en tu cuerpo y espirar conscientemente es saber que tu cuerpo está renovando el aire. Esto ayuda a empezar el día de manera diferente estimulando la calma y el estar presente, preparando el escenario para que estés más tranquilo ante los retos del día.
  • En el momento del aseo personal, advierte si tu mente está planificando o preparándose para las actividades que te esperan. Si es así, hazte consciente y regresa a la sensación del agua recorriendo tu cuerpo, su temperatura, el sonido del agua al caer, el olor del jabón, el tacto de la esponja, el bienestar que produce….
  • A la hora de desayunar y en general en cualquier comida, hazlo con Plena Consciencia. Somos muy afortunados por tener comida. Toda la naturaleza, la lluvia, el sol, la tierra, los agricultores… se encuentran presentes en cada bocado de tu comida. Mastícalo bien y sé consciente de lo que estas masticando, su sabor, su textura…
  • Si vives con alguien, no desperdicies la oportunidad de dedicarles unos minutos (para hablar, escucharles…) antes de salir de casa, como si fuese el único momento del que dispones para estar con esa persona.
  • Antes de coger el coche, desacelera ligeramente el caminar, comprueba tu cuerpo y percibe si hay alguna tensión. Si es así, trata de relajarte antes de comenzar  a conducir.  Mientras conduces, de vez en cuando trata de conducir un poco más lento. Puedes ponerte música relajante o experimentar con emisoras de radio nuevas.
  • Cuando camines, intenta que no sea de forma automática. Hazte consciente de tu postura, del lugar que el cuerpo ocupa en todo el espacio. Puedes caminar de manera diferente hoy. Respira cada tres pasos, y exhala cada tres pasos.
  • Antes de abordar tu trabajo y/o tareas cotidianas, reserva un tiempo para planificar. Organiza el tiempo de manera realista, céntrate una a una en cada una de las actividades y permítete descansos entre ellas.
  • Distribuye algunas prácticas a lo largo de la jornada para observar tus sensaciones, emociones, pensamientos… o haz espacios para la respiración consciente a lo largo del día. Chequéate para ver si te encuentra en una actitud activa, reactiva, distraída o de pérdida de tiempo.
  • No olvides agradecer los momentos que sabes que merecen la pena. Después, elije cuál es la cosa más importante que debes hacer a continuación.
  • En las interacciones humanas que se establezcan, escucha poniendo todos los sentidos en acción, transmítele paz a tu interlocutor, habla despacio y con ternura en tus palabras.
  • Cuando cocines, sumérgete en los colores de los alimentos, su olor, su forma, su textura, el calor del fuego…
  • Al terminar la jornada, reflexiona sobre lo que realmente hiciste ese día. ¿Qué fue positivo? , ¿qué te hubiera gustado hacer mejor?, ¿cómo podría mejorar?. También puedes plantearte como te gustaría ser cuando llegues a casa.
  • Al llegar a casa observa si tu cuerpo está tenso, y si es así , trata de suavizar las tensiones llevando tu respiración dentro de ellas y exhalando desde ellas, con plena consciencia, y simplemente aceptándolas como son, no tienes que manipularlas. Aplícate compasión, cuidado, ternura.
  • Antes de dormir, puedes a practicar ejercicios de respiración y relajación. No te enredes con lo que va a suceder mañana, de eso ya te ocuparás al día siguiente. Ahora es momento de sentir tu cuerpo yaciendo en la cama, el frescor de las sábanas, el tacto de las almohadas, el descanso…

Recuerda que estas ideas son solo propuestas, nunca prescripciones. Tu eres el que decide cómo conducir tu vida de acuerdo a tus intereses, disponibilidad o gustos.

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